Polonia asumió el día 1 de enero la presidencia semestral rotatoria del Consejo de la UE en un momento plagado de incertidumbres para Europa, con el eje franco-alemán averiado por las dificultades políticas en ambos países, el inminente retorno a la Casa Blanca de Donald Trump, y la guerra de Ucrania contra la agresión rusa a punto de entrar en su tercer año. La presidencia rotatoria es una tarea técnica sin poder ejecutivo, que implica presidir reuniones y fijar agendas, y no otorga al primer ministro del país que la ostenta –en este caso, el polaco Donald Tusk– un papel formal.
Sin embargo, da simbolismo y visibilidad, y Varsovia ve en este semestre una ocasión para afianzarse como nuevo motor geopolítico de Europa. A su favor juegan no solo la debilidad del presidente francés Emmanuel Macron –que en diciembre nombró a su tercer jefe de Gobierno del 2024– y las elecciones anticipadas en Alemania del próximo 23 de febrero, que previsiblemente llevarán al desalojo del canciller Olaf Scholz, sino también el respiro de alivio en Bruselas por el fin de la anterior presidencia semestral.
Para la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, el liberal y europeísta Tusk ofrece un abierto contraste con su predecesor en el turno, el ultranacionalista y prorruso primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, autor de disgustos para Bruselas.
Presidencia del Consejo de la UE
El encargo semestral no da poder real pero sí simbólico, y Polonia reclama ahora ser un actor clave en Europa
“Por la situación política en Alemania y Francia, el motor franco-alemán de Europa se ha parado, mientras que Polonia es un gran Estado miembro de la Unión Europea, que ahora ofrece una situación política estable y también un buen desarrollo económico. Sin embargo, todavía no ha llegado a Europa occidental la noción que Polonia puede desempeñar este papel de nuevo actor importante”, sostiene Joanna Maria Stolarek, periodista germano-polaca, directora de la oficina en Varsovia de la Fundación Heinrich Böll, vinculada al partido alemán Alianza 90/Los Verdes.
El primer ministro, Donald Tusk, abogará por más gasto europeo en defensa e insistirá en el apoyo a Ucrania
La presidencia polaca del Consejo de la UE se centra en reforzar siete dimensiones de la seguridad europea: defensa y seguridad; protección de personas y fronteras; resistencia a las injerencias extranjeras y a la desinformación; garantías de seguridad y libertad de empresa; transición energética; un sector agrícola competitivo y resiliente; y seguridad sanitaria.
Polonia abogará por un aumento del gasto en defensa europea, incluida la opción de emitir eurobonos para financiarla, e insistirá en la prioridad del respaldo militar a Ucrania. También buscará fortalecer la cooperación con la OTAN, especialmente con Washington, y promoverá su proyecto de Escudo del Este , un plan conjunto con los países bálticos y Finlandia para asegurar el flanco oriental ante Rusia y su aliada Bielorrusia para el que aspira a recabar fondos europeos.
“Con la guerra de agresión rusa en Ucrania y los desafíos de seguridad, la UE debería aprovechar mejor los conocimientos de Polonia por su ubicación geográfica y por su historia –añade la especialista Joanna Maria Stolarek–. Polonia sabe lo importante que es invertir en seguridad y defensa; siempre fue un país en medio de grandes potencias, fue invadido por la Alemania nazi y la Unión Soviética, y tiene una corta historia de independencia. Polonia es muy consciente de lo que significa ser un país amenazado y sabe que en estos tiempos la seguridad no es solo militar sino también económica”.
Nuevo semestreLos retos durante la presidencia polaca del Consejo de la UE
1
Alivio tras Orbán. El logotipo incluye las letras E y U entrelazadas con los colores de la bandera polaca, nada que ver con el lema trumpista Make Europe great again (Hacer Europa grande de nuevo) que desplegó la presidencia semestral de Hungría con el ultranacionalista Viktor Orbán.
2
Objetivo: seguridad. La agenda polaca prioriza el respaldo a Ucrania y la seguridad europea en siete ámbitos: defensa, fronteras, injerencias extranjeras y desinformación, libertad de empresa, transición energética, agricultura, y sanidad
3Riesgos internos. Los objetivos de Varsovia podrían verse lastrados por la política interior. La heterogénea coalición gobernante de Donald Tusk, acusa diferencias internas y afronta vetos del presidente Andrzej Duda, cercano al anterior partido gobernante, el ultraconservador PiS.
4Elecciones presidenciales. Para culminar la “regeneración democrática” que prometió, Tusk necesita asegurarse la victoria de un candidato afín en las elecciones presidenciales previstas para esta primavera
La presidencia de turno del Consejo de la UE ofrece a Polonia una plataforma para impulsar su agenda y consolidar su liderazgo exterior, pero este objetivo podría verse lastrado por el peso heredado de la política interior.
“La presidencia polaca será un soplo de aire fresco tras la húngara, y con su claro compromiso con la legislación de la UE y los valores compartidos, y su experiencia en restauración del Estado de derecho, los funcionarios polacos tendrán la oportunidad de impulsar temas clave que la presidencia húngara dejó de lado”, sostiene el analista polaco Jakub Jaraczewski, coordinador de investigación del Democracy Reporting International (DRI), laboratorio de ideas con sede en Berlín.
Jaraczewski alerta de que “al tiempo, la desigual trayectoria de Polonia en protección de derechos humanos y respeto a la legislación de la UE” tras ocho años de Gobierno ultraconservador y erosión del Estado de derecho puede impedir que sea aprovechado plenamente el potencial de la presidencia.